martes, 26 de mayo de 2015

Filosofía y Psiquiatría

El objetivo de nuestra especialidad es aliviar el sufrimiento humano que surge de las alteraciones disfuncionales en determinadas áreas de la experiencia personal subjetiva, como el estado de ánimo, la percepción o la cognición. Nuestros constructos nosológicos se componen en gran medidia de descripciones de experiencias personales. Este es nuestro objetivo y aunque no despreciamos en absoluto los avances de las neurociencias esto no puede ocurrir a expensas de abandonar nuestro compromiso con lo humano.

Se trata de un intento por responder a la pregunta qué tiene que ver la filosofía con la psiquiatría, tratando de buscar qué aspectos pueden tener en común, en cuáles puede haber un intercambio fructífero entre ambas disciplinas y de qué forma la psiquiatría puede enriquecerse al buscar las fuentes del conocimiento del ser humano en las que toma parte la filosofía desde la epistemología hasta las cuestiones sobre el sentido que tiene la vida, qué es el ser humano, qué es la libertad, en qué consiste la relación entre seres humanos, qué es la persona, etc. ¿Puede enriquecernos este intercambio con la filosofía? En esta presentación se trata de afirmar que esto es así y que incluso buscando las raíces de nuestro conocimiento nos topamos con la filosofía como el origen de toda ciencia y con una filosofía personal que subyace a nuestro quehacer diario y a nuestra interacción con el enfermo y cómo hacemos y por qué hacemos lo que hacemos

¿Cuál es la relación existente entre la psiquiatría y la filosofía? ¿Y para qué sirve plantear esto? Estas y otras similares pueden ser las preguntas de muchos ante las cuestiones planteadas. A muchos quizás les parezca de entrada una propuesta que no tiene nada que ver con nuestra práctica habitual, por lo que se tratará de mostrar campos comunes a ambas disciplinas y áreas de posible intercambio que pueden enriquecernos como psiquiatras y como científicos.

La Filosofía tiene mucho que ver con nuestro mundo científico aunque ya nuestra ciencia lo haya olvidado. Está en las raíces de la psiquiatría al igual que en las de cualquier otra ciencia. Cuando las demás ciencias se separan de la filosofía se va produciendo un grado creciente de especialización en el que cada vez es más difícil un diálogo interdisciplinar entre ellas y de las mismas con la filosofía.

Inicialmente la filosofía se pregunta sobre el por qué de las cosas y de la existencia humana y con el tiempo la parte de la filosofía que se dedicaba a estudiar lo que es el hombre y más concretamente su alma o psique se desmiembra de la filosofía y surge la psicología. La psicología estudiando la mente y los comportamientos del hombre acaba descubriendo el mundo de la enfermedad mental y por lo tanto acaba teniendo relación con la psiquiatría.

La invención del término "filosofía" suele atribuirse al pensador y matemático griego Pitágoras de Samos, aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo confirme. Según la tradición, hacia el año 530 a.C, el tirano León trató de sabio a Pitágoras, el cual respondió que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser sabio, que amaba la sabiduría.

Partiremos de las definiciones

Psiquiatría: "Rama de la medicina que tiene por objeto la patología de la vida de relación a nivel de la integración que asegura la autonomía y la adaptación del hombre a las condiciones de su existencia" (Henri Ey); "Ambito del saber, institucionalmente médico en el actual momento histórico, que se ocupa de las consideradas alteraciones psíquicas (mentales o de la conducta), cualquiera que sea su génesis, en lo que concierne a la dilucidación de su naturaleza, a la interpretación de las mismas y a su posible terapéutica" (Carlos Castilla del Pino); "Rama de la medicina humanística por excelencia, que se ocupa del estudio, prevención y tratamiento de los modos psíquicos de enfermar" (Francisco Alonso-Fernández). La psiquiatría centrada en el individuo ha abierto los ojos al tema de la Salud Mental como problema colectivo y además se ha instalado en los sistemas y niveles de atención preventiva, curativa y rehabilitadora de las políticas de salud de los estados nacionales. De tal manera que todavía podemos agregar una cuarta definición como "rama de la medicina que se ocupa de la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la salud mental y sus alteraciones".

Filosofía: "Reflexión metódica que refleja la articulación del conocimiento y los límites de la existencia y de los modos de ser"; "Análisis racional del sentido de la existencia humana, tanto individual como colectiva, fundado en la comprensión del ser"; "Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano". Otras definiciones son: "manera de pensar o de ver las cosas". Dentro de la Filosofía se distingue la Filosofía natural que sería "la que investiga las leyes de la naturaleza".
Partiendo de estas definiciones podemos empezar a vislumbrar si tiene o no que ver con nuestro trabajo científico, ya que tratamos de establecer de una manera racional unas leyes o principios generales sobre el ser humano, sus pensamientos, conductas, sentimientos, etc. Y a partir de este estudio determinar si hay o no enfermedad mental cuando hay una alteración de los principios o leyes que definen la normalidad.

Cada ser humano tiene una "manera de pensar o de ver las cosas" o filosofía personal. Dicha filosofía personal existe tanto para el terapeuta como para el paciente. Como telón de fondo está nuestra concepción del mundo, del ser humano y de nosotros mismos de una manera más o menos consciente o más o menos explícita, y lo mismo en la persona que tenemos delante. Y esas concepciones del mundo se encuentran en el diálogo con el otro. Sean o no compatibles se manifiestan en lo que sucede en la consulta, y el conocimiento de su estructura subyacente puede ser de gran ayuda en la relación médico-paciente por facilitar la comprensión del otro, de nosotros mismos y de la dinámica de la relación que se va creando.

A partir de lo dicho se puede decir para empezar que hay tres dimensiones relacionadas con la filosofía en nuestro quehacer cotidiano como psiquiatras: la filosofía que subyace a nuestro método de hacer ciencia y como consecuencia en nuestra concepción de enfermedad mental y de su tratamiento, nuestra filosofía personal y la filosofía personal de nuestro paciente. Todo ello inserto en un sistema social y cultural que tienen que ver con los tres aspectos citados y que a lo largo de la historia condiciona que haya una influencia más o menos inmediata de los autores y planteamientos filosóficos de su tiempo en la forma de plantear la psiquiatría (por ejemplo en el caso de Freud es clara la influencia y los paralelismos con el pensamiento de Nietzsche, y en la psiquiatría existencial el peso de Heidegger, Husserl, Sartre, Kierkegaard, etc.).

Es importante no subestimar la filosofía en relación con la psiquiatría para entender diferentes aspectos de nuestra experiencia profesional y así darnos cuenta de cómo la reflexión filosófica puede enriquecer y fundamentar más sólidamente nuestra actividad científica.

Entre otras cuestiones, éstas son las más pertinentes para un diálogo de la psiquiatría con la filosofía. Dichas cuestiones y otras de relevancia se explicarán con más profundidad y detalle a continuación estructurándolas en las siguientes temáticas: las relacionadas con los métodos y fundamentos de nuestra ciencia (epistemología), los problemas mente-cuerpo y mente-cerebro, los fundamentos de la psicopatología, las relaciones entre la filosofía y la psicoterapia, la búsqueda de respuestas que afectan a la vida del hombre, el tema de la filosofía personal, las cuestiones éticas, las cuestiones antropológicas y la propuesta de la filosofía como mediadora en un diálogo interdisciplinar entre diferentes ramas del saber.

Cuestiones fundamentales en el diálogo entre psiquiatría y filosofía

1) Método y fundamento de nuestra ciencia (epistemología): Las ciencias aplican sus métodos de estudio de la realidad con un fundamento y una estructura que se llama epistemología. La epistemología es la "doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico"; es la disciplina que nos dice cómo estudiar la realidad para que los resultados que obtengamos sean extrapolables al resto del mundo a partir del estudio de unos pocos o para saber si interpretamos de forma adecuada lo que observamos y si tiene que ver realmente con lo que está sucediendo. Estos son problemas ampliamente tratados por la filosofía, pero poco conocido por los científicos.

Y no debemos olvidar que todo método científico se basa en ciertos postulados filosóficos.

El conocimiento de la epistemología nos puede ayudar a conocer los límites de cada enfoque científico y de nuestra forma de ampliar nuestro conocimiento sobre la psique humana, además de la validez de los procedimientos empleados para tratar las enfermedades mentales.

La filosofía puede ayudar a los que investigan en psicología y psiquiatría a hacer distinciones conceptuales, y sugerir nuevas teorías empíricas acerca de conexiones causales entre fenómenos.

En esta cuestión es importante destacar la crítica de Husserl, según el cual el método científico empleado en las ciencias de la naturaleza no puede ser extrapolado sin más al estudio del psiquismo, ya que éste no es reductible a la realidad material. Si esto es así, podemos estar incurriendo en un error de base que tal vez nos esté llevando a un conocimiento y unas teorías equivocadas acerca de la mente humana y de las enfermedades mentales. Husserl propone el método fenomenológico como alternativa al empirismo y racionalismo que han dominado en la investigación en la psicología. En coincidencia con las ideas de Husserl hay autores que apoyándose en el pensamiento de Heidegger defienden que la experiencia humana es diferente de otros fenómenos existentes en nuestro mundo. Nosotros damos sentido al mundo en el que vivimos, construimos nuestro mundo en función de cómo vivimos en él. Los seres humanos tienen una manera particular de escuchar, ver, de experimentar el mundo, de experimentar el tiempo y el espacio. Y no estamos separados del mundo sino inmersos en él, pero esto también depende del contexto sociocultural en el que estamos. Heidegger usó el término "ser-en-el-mundo" y argumentó que la experiencia humana no es comprensible plenamente sin comprender el mundo en el que está inmerso y configura su sentido.

Conceptualizar nuestra vida mental como algo que sucede sólo dentro de nuestra cabeza no hace justicia a la realidad de la experiencia humana vivida, esto niega la importancia del contexto. La psiquiatría necesita un contacto más estrecho con la filosofía. Uno puede ver que estas ideas no tienen mucho que ver con nuestra experiencia cotidiana como psiquiatras a pesar de su sensatez.

También hay que destacar las reflexiones de T. Kuhn en torno al tema de los paradigmas científicos según las cuales, la ciencia avanza por la sustitución de unos paradigmas científicos por otros y a veces la consideración o éxito de éstos depende más de consideraciones de carácter extracientífico.

2) Los problemas mente-cuerpo y mente-cerebro

Dichos problemas son tema de intenso debate filosófico por no estar aún resueltos aunque actuemos como si lo estuvieran.

El problema de la relación mente-cerebro concierne de forma directa a la psiquiatría. En la psiquiatría se manifiesta la necesidad de considerar la experiencia mental subjetiva junto a los aspectos objetivos de la función cerebral. Ambos aspectos se tienden a ver separados por la existencia de teorías que explican la enfermedad mental desde un origen biológico y o desde una perspectiva psicológica o funcional. Pero la formación médica y psiquiátrica actual no proporciona una base suficiente de conocimientos para la aproximación conceptual y terminológica para la apertura a alternativas metodológicas y epistemológicas que sólo pueden encontrarse a partir de una reflexión filosófica. Binswanger afirmó que el problema mente-cuerpo era un artefacto de numerosas tradiciones filosóficas anteriores a Heidegger y atribuye la crisis de la psiquiatría moderna a esa herencia filosófica.

Algunas posiciones filosóficas sobre el tema son las dualistas, las monistas, las funcionalistas y las que tratan de integrar diferentes perspectivas:

Dualismo interaccionista que defienden K. Popper y Eccles al afirmar que las propiedades mentales producen efectos causales sobre el cerebro que a su vez ha de tener un mínimo grado de complejidad para posibilitar los procesos mentales citados, que serían propiedades emergentes. Los modelos dualistas parten de afirmar la existencia de la conciencia y de la materia, pero niegan que ninguna de ellas pueda ser reducida a la otra, son dos realidades que interactúan entre sí. Por ello el dualismo necesita buscar la explicación de cómo pueden relacionarse dos cosas que son esencialmente distintas. Para ellos la mente no puede ser reducida a materia, pero tienen grandes dificultades para explicar como es la interacción con ella, por lo que finalmente dicha interacción sigue siendo para ellos un misterio.

Monismo Materialista: en él se explican los procesos mentales de una manera reduccionista, sólo en función de fenómenos cerebrales. Lo único que existe desde este punto de vista es el universo físico descrito por la física y las ciencias naturales y como consecuencia resulta imposible hallar ahí conciencia o mente. Este es el modelo dominante en la psiquiatría actual. Un ejemplo es el filósofo Searle el que aún admitiendo la existencia de fenómenos mentales concluye que son consecuencia de reacciones que suceden dentro del cerebro, aunque admite que aún hay numerosos misterios empíricos de cómo funciona con detalle el cerebro que seguramente podrían explicar cómo funciona la conciencia. Y supone que cuando conozcamos más en profundidad el cerebro podremos explicar totalmente el funcionamiento de la mente.

Idealista: sostiene la mente y el cuerpo no son entidades ontológicamente distintas, sino formas diferentes del espíritu. En tal caso el reduccionismo sería inverso al del monismo materialista.

Funcionalismo de Putnam: Se caracteriza por el estudio de los aspectos funcionales o adaptativos de la conciencia y no los aspectos estructurales y los enfoques teóricos. Los procesos mentales se conciben como instrumentos de la persona para conseguir una mejor adaptación al ambiente. Y afirma que las consecuencias específicas mentales del cerebro no pueden explicarse totalmente por un nivel puramente físico. Aún así su perspectiva también es desde un reduccionismo materialista.

Intentos de integración: Resulta interesante la propuesta de integración de Kandel entre los modelos biológicos y psicoanalíticos, de tal manera que los conceptos que son afirmados como reales por el psicoanálisis encontrarían un sustrato neurobiológico. Además también propone una hipótesis explicativa de los mecanismos neurobiológicos que generan cambios a través de la psicoterapia.
Otra propuesta de integración entre las diferentes perspectivas de la psicología actual es la del estudioso de la conciencia Ken Wilber, un autor de gran peso en EEUU con sus propuestas de una psicología integral.

En mi propio punto de vista, considero que el cerebro, en tanto órgano de la vida de relación, es condición necesaria pero no suficiente para la mente.

3) Los fundamentos de la psicopatología.

Para hacer una psicopatología válida hay que partir de una formulación clara de las preguntas que expresen nuestros principales problemas. ¿Vemos al paciente como realmente es? ¿O simplemente proyectamos sobre él nuestras teorías y expectativas? ¿Cómo podemos saber que lo estamos viendo en su mundo real? Al hombre no se lo puede conocer aplicando ningún esquema teórico a priori.

El existencialismo trata de responder a estas cuestiones en un esfuerzo por comprender al hombre eliminando la escisión entre sujeto y objeto. Binswanger llama a esta escisión "el cáncer de toda psicología hasta el momento presente". Es importante darnos cuenta de que nos encontramos con una persona que existe y es, y no con un sujeto abstracto o con un objeto. Husserl proporciona con su método fenomenológico la posibilidad de ir más allá del método de conocimiento objetivista del ser humano y de trascender la escisión sujeto-objeto.

En relación con la búsqueda de los fundamentos de la psicopatología hay incluso quién afirma que la filosofía es una herramienta útil y necesaria para "el análisis crítico que debe acompañar todo esfuerzo por profundizar en el conocimiento psicopatológico". Hecho que tiene que ver con la utilización de una epistemología adecuada en el conocimiento del ser humano que ocupa el lugar de paciente.

Hay una fragmentación en el discurso psicopatológico por las dicotomías que se plantean: orgánico-psicógeno, proceso-desarrollo, etc. Siendo la realidad de la psicopatología más compleja que los planteamientos de dichas dicotomías.

Jaspers expresa muy lúcidamente la importancia de partir de una reflexión filosófica en psicopatología: "aquel que se ha esforzado en reflexionar filosófica y críticamente se encuentra protegido ante muchos falsos planteamientos, discusiones irrelevantes y prejuicios inhibitorios que suelen presentarse a menudo en psicopatólogos sin formación filosófica. En segundo lugar, la formación filosófica tiene una incidencia positiva en la actitud personal del psicopatólogo, tanto en su praxis como en el espectro de posibilidades explicativas al que puede acceder".

4) Psicoterapia y asesoramiento filosófico.

Muchos psicoterapeutas han tomado conciencia de que existen importantes lagunas en nuestro conocimiento del ser humano tanto en el mundo de la asistencia como en el de la investigación en psicoterapia.

También hay un acercamiento desde la filosofía al terreno de la psicoterapia en el movimiento llamado Asesoramiento Filosófico que consiste en la aplicación práctica de la filosofía mediante del diálogo para resolver problemas o conflictos de la vida cotidiana que podrían llegar a ser más problemáticos en caso de no ser solventados. Es evidente que hay aspectos semejantes en este planteamiento al de algunas escuelas de psicoterapia (Psicoterapia Existencial, Logoterapia, etc.) aparte de que probablemente pueda ser un método coadyuvante en el tratamiento y prevención de enfermedades mentales. Además este es probablemente un medio de ayuda con cuyos métodos se puede enriquecer la reflexión sobre lo que es la psicoterapia y sus métodos de acercamiento al ser humano, por ejemplo haciendo un esfuerzo por diferenciar los problemas de los trastornos para delimitar así el campo de acción de cada procedimiento de ayuda (evitando así la psicopatologización de los problemas) y viendo la enfermedad desde la vivencia subjetiva del paciente (por ejemplo valorando el sentido que para él adquiere su trastorno) y no exclusivamente, desde perspectivas abstractas.

5) Búsqueda de respuestas a preguntas que afectan a la vida del hombre.

En la medida en que estas preguntas le afectan pueden generar enfermedad cuando no halla respuestas, en forma de angustia, ansiedad y malestar. Dichas preguntas son las que conciernen al sentido de la vida, al origen de nuestra existencia, al misterio de la muerte. En otras palabras, a todo lo concerniente a las preguntas últimas que podemos encontrar en nuestras mentes y en la de nuestros pacientes y que con frecuencia les atormentan, llegando incluso a generar una verdadera crisis existencial que puede desembocar en una "depresión" existencial. Frankl denomina neurosis noógena a la neurosis relacionada con una falta de sentido de la existencia y propuso para tratarla una terapia a la que llamó logoterapia. Logos es sentido, sería la terapia para el sentido de la existencia, la terapia que ayudaría a encontrar un propósito a la vida y por tanto una fuente de motivación para seguir adelante.

6) Cuestiones antropológicas: la visión de lo que es la persona también condiciona la manera en la que, como científicos, nos aproximamos a ella y decidimos con qué procedimientos tratamos sus enfermedades y sobre todo en el tipo de relación que establecemos con el otro y cómo accedemos a su subjetividad. Entre las cuestiones antropológicas sería también esencial considerar los factores culturales y sociales que influyen en el individuo y en su visión del mundo y de los otros.

7) Filosofía como instrumento de integración o de mediación entre las diferentes perspectivas sobre el ser humano para luchar contra los reduccionismos: antropología, sociología, neurobiología, psicología. Y también para integrar diferentes enfoques de la psicopatología.

Es necesario tomar conciencia de todos los contextos y anteponer, siempre, la ética.

Con respecto al dualismo...

Ha llegado el momento de que la psiquiatría declare la obsolescencia de las ideas de que somos dos esencias, cuerpo materia y alma o psique inmaterial. Existen pruebas más que suficientes para declarar que la experiencia humana depende completamente del funcionamiento cerebral. La mente no existe independientemente del cerebro, no hay espiritus descarnados. Rechazar el dualismo significa dejar de considerar que lo mental (lo funcional) es un aspecto diferente de lo biológico (lo orgánico). Lo mental y lo biológico son más bien dos puertas de entrada distintas para llegar a entender nuestro cerebro.

El rechazo del dualismo cartesiano tiene una consecuencia beneficiosa inmediata: la evidencia de que los trastornos psiquiátricos del mismo modo que cualquier hecho psicológico normal o patológico son biológicos del mismo modo que todo círculo es redondo. No hace falta afirmar ya que la patologia surge de un trasfondo biológico y no se encuentra provocado por miasmas cósmicos o por el capricho de los dioses.

Dicho esto, es tambien evidente que no todo malestar psicológico en su comienzo no precisa de una avería neurobiológica para producirse, sino que más bien parece que la avería se produciría como resultado de la persistencia de una combinación de inputs poco saludables (estrés continuado) que proceden del medio ambiente en combinación con una sensibilidad o vulnerabilidad individual. Esta idea entronca con la idea del estrés como causalidad inespecifica y con la evidencia de que las células y cicuitos neuronales tienen condiciones y propiedades adaptativas frente al medio en que viven. Y la tienen por una razón: no todos los genes se expresan simultáneamente ni en todos los lugares sino tan sólo aquellos que han sido estimulados por el medio para hacerlo, los que precisa la célula para adaptarse. En este sentido, el medio ambiente sería un modulador en la expresión génica y también resultaría que los inputs sensoriales del ambiente serian moduladores de la actividad intrinseca del cerebro.

O dicho de otra forma: lo cerebral no es sólo lo que compete a ese trozo de órgano instalado dentro del cráneo sino que alcanza a la mente como un subproducto del cerebro y al medio ambiente extendido como un producto de la mente. Nuestro cerebro no está dentro del cráneo tan sólo sino que se encuentra delimitado por lo que ha sido llamado, horizontes.

Y parece que el horizonte interno, es decir lo propiamente biológico opera más como frontera de lo posible que como causa principal o inicial de la patología mental o del hecho psicológico. No podemos ser invisibles, ni volar, ni pesar una tonelada o ser tan pequeños como un insecto simplemente porque nuestro cerebro no está diseñado por la evolución sino para adaptarse al entorno en el que vivimos y en ese nivel de definición que llamamos realidad.

El rechazo de la dualidad cartesiana nos lleva de cabeza a aceptar una nueva causalidad que puede escribirse asi: existe una causalidad mentecerebro que todavia no conocemos bien pero sabemos que funciona de este modo: lo mental afecta al cerebro y lo cerebral a lo mental, se trata de un camino de ida y vuelta y de mutua dependencia. Ahora bien esta idea de la mutua interdependencia parece que nos lleva de vuelta al dualismo cartesiano por la puerta de atrás, pero es evidente que lo psicológico (el hecho mental) en si mismo puede comportarse como un fenómeno causal puesto que acarrea información decisiva sobre el comportamiento humano que afecta de nuevo al cerebro en su expresión.

Este modo de pensar, sostiene que ambas causalidades cerebro y mente son reales y circulares.

La causalidad opera pues en dos direcciones opuestas: causalidad ascendente, de lo más simple (el hecho molecular) a lo más complejo y causalidad descendente: de lo más complejo (el hecho psicológico) a lo más simple. Sin embargo en estos caminos existen múltiples pasos intermedios aun mal conocidos y que en gran parte son constructos teóricos. Suponemos hoy que una enfermedad mental es lo suficientemente compleja como para que no existan correspondencias univocas entre ellas (la enfermedad) y sus equivalentes moleculares o fisiopatológicos. Probablemente todas las enfermedades mentales son heterogéneas, es decir no existen similitudes causales entre los que padecen la misma enfermedad. Por eso la psicopatologia actual está investigando la posibilidad de reducir la enfermedad a hechos observables más simples como el fenotipo recortado (un síntoma observable de validez neurobiológica) o el endofenotipo. Tambien algunos autores propugnan una nueva psicopatología y una nueva jerga que sea capaz tanto de atrapar nuevos fenotipos recortados como de resignificar y adaptar la jerga psicopatológica a nuestros conocimientos actuales.

Los trastornos psiquiatricos son enfermedades complejas y no cabe esperar descubrimientos "con mucho hueso" tipo espiroqueta como explicación de la sífilis.

Los genetistas llevan mucho tiempo persiguiendo algún "hueso" que llevarse a la boca. Otros autores sin embargo se adhieren a la hipótesis de la cebolla, que vendría a decir que no hay nada que buscar, porque las enfermedades mentales serían como una cebolla cuyas hojas se distribuyen por capas y donde no hay ningún "hueso" que encontrar, entendiendo "hueso" como un hallazgo causal duro del tipo de la espiriqueta y su relación con la sífilis cerebral. Es verdad y hacia ahí parecen dirigirse los hallazgos más importantes en genética de la esquizofrenia: todos los genes candidatos que se habian propuesto como firmes promesas para alcanzar alguna relación con ella han sido ya desechados, y muy probablemente la combinación de genes y polimorfismos que inducen la enfermedad es variable y compleja y sujeta a contingencias medio ambientales difícilmente medibles. ¿Es inútil seguir buscando?

Depende. Si lo que se busca es el gen de la esquizofrenia la respuesta es sí.

El pluralismo explicativo es preferible a las explicaciones monásticas tipo reduccionismo biológico.

Si lo anterior es cierto es tambien seguro que eso que llamamos hechos mentales y tambien psicopatología responden a distintos niveles de definición y tambien a distintas maneras de abordarlos. Sería absurdo tratar con fármacos un problema de pareja, la hipocondría con electrochoques o la esquizofrenia con psicoanálisis. Cada problema se inscribe en un nivel de definición distinto con distinta organización y jerarquía entre sus condiciones y sus abordajes. Como ejemplo de este nivel de definición señalaremos la diferencia que existe entre el duelo y la depresión verdadera, el duelo es una adaptación, un proceso de reparación que lleva a un individuo a cambiar de nivel con respecto a sus pérdidas, no debe considerarse en ningún caso como algo patológico y no precisa tratamiento. La depresión verdadera sin embargo puede comenzar después de un proceso de duelo al que el individuo no puede hacer frente. No hay manera de distinguir qué sujetos llevarán a cabo un proceso de duelo completo y renacerán de él transformados y cuales no podrán superarlo y expresarán sintomatología de enfermedad mental. Esta realidad clinica ilumina la idea de que una pérdida no sucede en el vacío sino en un entorno neurobiológico concreto, en un individuo concreto que tiene que hacer algo con esa pérdida, y ese algo que tiene que hacer depende de su fortaleza para resolver pérdidas que seguramente correlaciona con multiples factores de su personalidad y tambien con una vulnerabilidad genética determinada.

Lo realmente curioso de estas diferencias de nivel explicativo es que determinados sistemas de información no pueden ser reducidos a sus aspectos más simples sin que pierdan en ese proceso su capacidad explicativa. Lo que significa que hallado el nivel de definición que abarca una comprensión de algo, lo mejor es no tratar de reducirlo a sus elementos más simples, pues el peligro está entonces en que pierda su capacidad explicativa. Un ejemplo a mi me gusta Beethoven, pero si me preguntan por qué no sabré contestar y si me pongo a pensarlo en términos de neurotransmisores o de razones y lo más seguro es que deje de interesarme Beethoven, tal y como dijo Satie porque, "no hay nada más asqueroso que un La mirado al microscopio".

La psiquiatría debería evolucionar desde "una batalla de paradigmas" hacia un posicionamiento más maduro que acepte la complejidad y el pluralismo explicativo.

Si no existe un paradigma único que explique la psicopatología o el hecho mental a partir de una teoria que lo explique todo, lo honesto es ser humildes y aceptar una distinta visión entre los distintos paradigmas que han demostrado algun tipo de eficacia aun empirica en esto que llamamos la comprensión de lo mental. Con la excepción de aquellos que aplican su paradigma en todos los casos y que son más integristas que otra cosa. Efectivamente una de las dificultades más importantes con que se enfrenta esta guerra de paradigmas es que unos parecen haber surgido con virulencia de la preeminencia de otros. Por ejemplo se ha señalado que la hegemonia del paradigma neurobiológico es una reacción a los abusos del psicoanálisis durante el siglo XX, la razón es que este paradigma neurobiológico empasta mejor con la ideología y el discurso médico que el del psicoanálisis, muy especulativo, caro, dificilmente aplicable en entornos de sanidad publica y con pobres resultados cuando se emplea como paradigma radical.

Aceptación del reduccionismo incompleto que ambicione una explicación gradual de lo complejo...

Mientras tanto encontramos una teoria nueva del hecho mental, algo tan complejo como lo que sucede en fisica para encontrar una teoría que explique tanto la fisica de lo enorme (teoria de la relatividad) como la teoría que impera en lo diminuto (teoria cuántica), lo mental tiene que hacer equilibrios entre los hallazgos con hueso y los hallagos etereos y lo que se impone es la aceptación parcial del paradigma neurobiológico por ser el más aceptado y mas trabajado de todos los paradigmas sobre la mente y el hecho mental dejando la puerta de arriba abierta a nuevos hallazgos de las ciencias cognitivas, sistémicas, dinámicas, etc.

Quizá también tengamos que dejar la puerta abierta a los conocimientos que otras disciplinas consideradas hasta ahora esotéricas han aportado en nuestro conocimiento de la causación descendente. Por ehemplo el caso del yoga que puede inducir estados de conciencia benéficos para los humanos.

A fin de cuentas tendremos que tomarnos más en serio algunas cosas que hasta el momento han estado en manos de no-profesionales y que contienen no pocas tecnologías para manejar nuestro cerebro desde arriba hasta abajo, desde afuera hasta adentro.

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